Los mejillones son moluscos bivalvos. Su modo de alimentarse es filtrando agua y quedándose con las partículas alimenticias. Mientras permanecen vivos tienen un poco de agua en su caparazón. Una forma segura de que no tener problemas de salud al consumirlo es cocinándolos vivos o congelándolos vivos. Un detalle importante de saber es que los mejillones de tamaño mediano son más sabrosos que los grandes.
Mejillones
Limpiar
Para limpiar los mejillones primero se ponen en un recipiente con agua y se cepilla cada uno con un cepillo pequeño.
Luego se dejan en remojo un rato para poder raspar bien su caparazón uno por uno con un cuchillo y sacándole todas las adherencias que pudieran tener. Se enjuagan varias veces hasta que no queden vestigios de arena y recién entonces proceder a cocinarlos.
Cómo cocinarlos
La técnica más común para cocinar tanto los mejillones como las almejas es por medio de vapor.
Por ejemplo poniendo en una sartén unos dientes de ajo, algo de tomate, un poco de vino blanco o agua directamente, sal y una hoja de laurel. Tapar el recipiente y llevar a fuego moderado hasta que el calor los haga abrirse.
Separarlos de las valvas y colocarlos en un recipiente luego ponerlos en la heladera hasta el momento de utilizarlos.
El caldo que se forma se cuela y se guarda para saborizar una salsa. Los mejillones que no se abran con el calor dejarlos de lado porque es señal de que no son frescos y por lo tanto sería sumamente peligroso ingerirlos.
Otra técnica
Hay otra técnica de cocción que no es tan empleada pero sí muy utilizada en el norte de España. La misma consiste en cocinarlos a la plancha o al horno. Se emplea un recipiente con el fondo bien amplio (por ejemplo una sartén). Esto permite que al estar en contacto con el fuego caliente mucho su base.
Una vez bien caliente se agregan los bivalvos pero de a poca cantidad por vez porque el líquido que suelta sería mucho y se cocinarían por vapor. Al poner pocos cada vez se abren con el contacto directo del calor. El jugo que sueltan en contacto con la plancha caliente va formando como una adherencia salina. Esto sucede por el vapor que se evapora rápido y que unido al humo que se forma le da un aroma tostado a los mejillones.
Cuando se recogen mejillones hay que tener la seguridad de que el agua donde se encuentran no está contaminada. Un ejemplo de lo anteriormente dicho son el agua de los puertos que se encuentran contaminadas por los deshechos y el combustible de los barcos.
Se recomienda consumirlos preferentemente el mismo día o al siguiente, tanto los comprados como los que fueron recogidos. Si se dejan en la heladera por varias horas conviene ponerlos en un recipiente con agua a la que se le agrega 1 cucharada de harina y 2 cucharadas de sal.
Limpiar y abrir las almejas
Primero se deben enjuagar cuidadosamente en abundante agua fría varias veces hasta quitarles toda la arena. Luego utilizar un recipiente grande como puede ser un balde y colocar primero sobre el fondo del recipiente un plato hondo boca abajo luego las almejas y cubrir con abundante agua salada o a gusto de cada uno. Dejar unas horas, escurrirlas y enjuagarlas nuevamente, repetir la misma operación todas las veces que sea necesario o hasta que no suelten más arena.
Para abrir las almejas se procede igual que los mejillones por medio de vapor. Se tapa el recipiente y se lleva a fuego suave hasta que estén abiertas. Luego se retira la pulpa de las valvas o no de acuerdo a la receta. Se guardan en el refrigerador hasta el momento de ser utilizadas. Las almejas al igual que las ostras se comen también crudas rociadas con jugo de limón.